*Muriel Maignan Wilkins
En mis diez años como coach ejecutivo, nunca he visto a alguien levantar la mano y
declarar que tiene que trabajar en su inteligencia emocional. Sin embargo, no
podría contar el número de veces que he oído gente decir que lo único que su
colega tiene que trabajar es en la inteligencia emocional. Ese es el problema:
los que más necesitan desarrollarla, son los que menos se dan cuenta. Los datos
que muestran que la inteligencia emocional es un diferenciador clave entre “colaboradores
estrella” y el resto, son irrefutables. Sin embargo, hay algunos que nunca
abrazan dicha habilidad -o quienes esperan hasta que es demasiado tarde.
Tomemos
a Pedro (no es su nombre real), un cliente de coaching, quien mostró un enorme potencial y una fuerte capacidad
para dar resultados para su empresa. El problema con Pedro era la forma en que
conseguía dichos resultados. Cuando se les pidió describirlo, sus colegas
decían cosas como: "es un elefante en cristalería", "tiene los
codos afilados;" y "deja cadáveres al pasar". Su manera de
operar era insostenible. No era capaz de motivar, atraer y retener al buen
talento. Sus subordinados señalaron la frecuencia con que Pedro parecía no
darse cuenta de que los degradaba. Su jefe comentó la impaciencia de Pedro y su
propensión a atacar a sus compañeros. Cuando compartí esta retroalimentación
con él, Pedro parecía desconcertado y estaba convencido de que yo había
entendido mal. No tenía la conciencia de sí mismo o la empatía, que son
características de la inteligencia emocional.
Algunos signos reveladores que usted necesita
trabajar en su inteligencia emocional son:
- A menudo siente que los demás no entienden lo que usted quiere decir y se siente impaciente y frustrado.
- Se sorprende cuando los demás son demasiado sensibles a sus comentarios o chistes y cree que están exagerando.
- Cree que caerle bien a los compañeros de trabajo está sobrevalorado.
- Es muy intenso con sus afirmaciones y las defiende con rigor.
- Tiene expectativas igualmente altas para usted mismo y para los demás.
- Los otros siempre tienen la culpa de los errores en su equipo.
- Le resulta molesto cuando otros esperan que usted sepa cómo se sienten.
¿Qué hacer si se reconoce a sí mismo en esta
lista? Aquí hay cuatro estrategias:
1. Obtener retroalimentación. No se puede
trabajar en un problema que no se entiende. Un componente crítico de la
inteligencia emocional es la auto-conciencia (la capacidad de reconocer y
mantenerse consciente de los comportamientos propios). Ya sea que participe en
una evaluación de 360 grados, o simplemente pregunte a algunas personas lo
que observan. Este paso es fundamental en el aumento de su sentido de lo que
hace o no hace, y no busque excusas para su comportamiento; eso echa a perder
el propósito. Más bien, escuche las opiniones, trate de entenderlas, y hágalas
suyas. Cuando Pedro se enteró de lo que los demás pensaban de él, rápidamente
se puso a la defensiva. Pero cuando aceptó las opiniones, se volvió dueño de la
situación y decidió cambiar.
2. Cuidado con la diferencia entre la
intención y el impacto. Aquellos con una débil inteligencia emocional a menudo
subestiman el impacto negativo de sus palabras y acciones sobre los demás.
Ignoran la diferencia entre lo que quieren decir y lo que los demás realmente
escuchan. He aquí algunos ejemplos comunes de lo que las personas con baja
inteligencia emocional pueden decir y cómo es percibido:
- Lo que usted dice: "Al final del día, se trata de hacer el trabajo”.
- Lo que otros oyen: "Lo único que importa es el resultado y si algunos se sienten ofendidos por el camino, no me interesa".
- Lo que usted dice: "Si yo puedo entenderlo, cualquiera puede”.
- Lo que otros oyen: "Tú no eres lo suficientemente inteligente como para entenderlo".
- Lo que usted dice: "No veo cuál es el gran problema”.
- Lo que otros oír: "No me importa cómo te sientes”.
Independientemente de lo que vaya a decir,
piense en cómo sus palabras van a impactar a otros y si eso es lo que desea que
sientan. Pedro era famoso por decir cosas que ponían los “pelos de punta” a los demás, pero comenzó a considerar el
impacto de sus palabras. Antes de cada reunión, tomaba unos minutos para
preguntarse: ¿Cuál es la impresión que quiero dar?, ¿Cómo quiero que la gente
se sienta sobre mí al final?, ¿Cómo tengo que enmarcar mi mensaje para alcanzar
ese objetivo?
3. Ponga pausa: Tener una gran inteligencia
emocional significa tomar decisiones sobre cómo responder a situaciones, en
lugar de tener una reacción instintiva. Por ejemplo, Pedro tendía a interrumpir
y derribar ideas de otras personas antes de que pudieran siquiera completar sus
pensamientos. Este comportamiento fue una reacción a su miedo a no tener el
control de la discusión y perder el tiempo. Así que empezó a tomar pausas antes
de reaccionar. Hay dos pausas importantes que se deben considerar:
- Pausa para escucharse. Cuando Pedro se impacientaba y se sentía frustrado en las discusiones, a menudo apretaba la mandíbula y su pecho se tensaba. Al reconocer estos signos físicos, fue capaz de hacer una pausa y recordarse a sí mismo que temía perder el control. Como resultado, Pedro era más capaz de determinar la forma en que quería responder, en lugar de ceder a su reacción de arremeter.
- Pausa para escuchar a los demás. Escuchar significa ayudar a los demás a sentir que los ha entendido (incluso si no está de acuerdo con ellos). No es lo mismo que no decir nada. Se trata simplemente de dar a otros la oportunidad de expresar sus ideas antes de saltar.
4. Use los dos zapatos. La gente a menudo
sugiere "ponerse en los zapatos del otro" para desarrollar la
empatía, un componente clave de la inteligencia emocional; pero tampoco hay que
desestimar cómo se siente uno mismo. Para ello, es necesario “usar ambos
zapatos” -la comprensión tanto de su agenda como la de los demás y ver
cualquier situación desde ambos lados. Pedro cambió su enfoque de "Aquí
están mis preocupaciones" a "Estos son mis problemas y escucho sus
preocupaciones. Vamos a determinar un camino a seguir que tome en cuenta a
todos".
El fortalecimiento de su inteligencia
emocional requiere compromiso, disciplina, y una creencia genuina en su valor.
Con el tiempo y la práctica sin embargo, usted encontrará que los resultados
obtenidos superan con creces el esfuerzo que se tardó en alcanzarla.
*Muriel Maignan Wilkins es co-fundadora y
socia gerente de Paravis Partners, una empresa de coaching y desarrollo de liderazgo ejecutivo. Es co-autor, con Amy
Jen Su, de Aduéñese del espacio: Descubra
su voz para dominar su presencia de liderazgo.
Publicado originalmente Harvard Business Review
Diciembre de 2014
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