miércoles, 17 de abril de 2019

Carta a mi esposo

Carta a mi esposo, antes del nacimiento de nuestra hijita Alba.

Esposo amado,
Tengo tantísimas cosas que agradecerte… y me pareció oportuno hacerlo en este momento en que estamos en familia y con amigos cercanos esperando la próxima llegada de nuestra Osita.

En ocasión también del primer aniversario del día en que el destino nos juntó.

Gracias en primer lugar, por tu entusiasmo permanente alrededor de la idea de tener un hijo juntos, de formar una familia. Desde el momento en que decidimos concebir a Alba, pasando por el maravilloso día en que descubrimos que ya estaba en mi pancita, contando todos y cada uno de los momentos de mi embarazo, las visitas al doctor y a los laboratorios, tu alegría y tu amor nos han abrazado y acompañado. Ese ha sido el pilar fundamental sin el cual no hubiéramos salido adelante.

Gracias por confiar en mí y por enseñarme así, a confiar un poco en mí misma. Gracias por acompañarme a descubrir a esta nueva mujer, la gestante, la madre, la capaz de engendrar, de crecer, de dar vida, de parir, de amamantar, de criar. Gracias por descubrir así ante mis ojos al gran padre que nos acompañará y dará fortaleza a través de la maravilla de la crianza.

Gracias por darnos un lugar, nuestro lugar. Por evitar siempre los espacios para la duda, porque nunca he tenido que preguntarme cuál es mi lugar y mucho menos cuál es el de mi hija. Gracias por construir una familia tomados de la mano, con la esperanza y la ilusión de ofrecer lo mejor a nuestra pequeña. Sí me refiero a la comodidad, atención médica, la seguridad que nos permite estar tranquilos, pero no solamente a lo material.

Gracias por ser un buen proveedor. Por ayudarme a entender que el feminismo no está peleado con la necesidad de aprender a recibir, a ser cuidada y cobijada. Gracias por ampararnos sin vulnerar nuestra libertad e independencia.

Gracias por estar siempre de nuestro lado. Por darme votos de confianza en situaciones poco claras, por asumir que tu posición es donde estamos nosotras. Por hacer con tus acciones cotidianas que me sienta respetada, valorada y amada. Por extender todo esto a nuestra hija.

Gracias por no desear una princesa. Por pensar en la crianza de nuestra hija en apego seguro y libertad. Por comprarle ropita verde militar, azul y roja, pero asombrarte a la vez de la belleza del rosa. Gracias por aceptar el reto de educar amorosamente a una niña feminista, libre y poderosa, que pueda trepar árboles lo mismo que vestir tul y charol.

Gracias por dejarme ver tus defectos, por mostrarte humano, vulnerable, imperfecto y aún así, digno del mayor amor que pude experimentar. Este amor que no es de mariposas pero que sí hace brincar el corazón de emoción, este amor que es más bien decisión pero se permite arrebatarse al calor de la novedad, de la ilusión.

Gracias, finalmente, por ser y parecer mi compañero. Por asumir las consecuencias de nuestra decisión de empezar una familia, de casarnos, de caminar la vida juntos. Por comprobar que uno hace más cuando quiere que cuando puede; por querer tanto y tan bonito conmigo y también por tener con qué andar este sendero.

En la cuasi víspera de la llegada de Alba, te reitero mi amor y mi compromiso de hacer (y dejar de hacer) todo cuanto esté a mi alcance para que seamos felices, para que seas el hombre que deseas a ser, para poder ser yo la mujer que quiero ser y, con ello, enseñarle a nuestra pequeña su camino de amor y libertad.

¡Feliz primer no aniversario!